Cuando escribo, escribo... sino no me sale nada...
Si me paro a pensar un momento me doy cuenta de que nada es como uno cree y nadie es como pensaba. Hay veces que, de las mentiras que digo, me lo acabo creyendo yo misma; no digo que mienta a menudo, al menos no a nadie especial ni a mis amigos, pero en cuestión de la mentira paterna soy una experta. ¿Cómo me siento después de hacerlo? Nada, no siento nada. Ya no siento pena, ni miedo a las consecuencias de ese imperativo categórico que no tiene nada que ver con acciones morales (dios, cuánto daño hace filosofía).
Últimamente siento como si todo mi alrededor se alejase de mí poco a poco: la gente que conozco es como extraña, mis padres son como seres de otro planeta (qué novedad), mi hermana es como una extranjera que de vez en cuando la veo...
Implicarse en una relación significa compartir y ayudarse el uno al otro, aunque a veces incluso te sientes como si estuvieses aprovechándote de la otra persona, quitándole todo lo que tiene o deseándolo incluso. Me siento una gorrona por mi parte: que si págame el bus, que si me invita a esto, que si me regala lo otro, que si incluso ahora me quiere regalar su móvil… ¿en qué momento perdí el don de valerme por mí misma? ¿acaso me he convertido en una persona dependiente de otra? ¿en eso consiste una relación? En ese caso, es posible que aún no entienda esto de las relaciones duraderas… por una parte está mi dignidad que me hace rechazar cosas que estoy deseando decir “siiii”, y por otra está esa parte que consigue todo lo que quiere dejando tras de sí a su correspondiente dignidad. No me gusta depender de otras personas, porque eso significa que no soy autosuficiente por mí misma y necesito apoyarme en otro para que mi vida esté al 100% completa.
De todas formas, en el caso de los amigos, aquellos con los que compartes la mayoría de los fines de semana, aquellos con los que hablas de cualquier cosa e incluso de cosas que tienes miedo a contar… ¿existen? Aquellos que te escuchan cuando lo necesitas, aquellos que te piden ayuda, aquellos con los que puedes contar en cualquier momento… ¿ de verdad? En pocos casos se encuentra algo así; afortunado pues el que es poseedor de tales amistades. ¿y hermanos? ¿Acaso alguno es capaz de guardar un secreto por tí o respaldarte en algunas ocasiones en las que sea necesario? Si es así, que me lo digan, porque lo que es en mi caso no. Cierto es que hay momentos en los que es de utilidad tener una hermana cerca para contarle algún tipo de cosas, pero por otra… contarle esas cosas implica que sea poseedora de dicha información, como por ejemplo: les dices a tus padres que vas a un sitio en vez de a otro y en un momento dado decides contárselo a tu hermana, ¿qué provocas? Que cuando digas que vas a un sitio ella salte diciendo “¿enserio?” y tus padres comiencen a sospechar de ti. Sinceramente no entiendo nada la verdad…
Si me paro a pensar un momento me doy cuenta de que nada es como uno cree y nadie es como pensaba. Hay veces que, de las mentiras que digo, me lo acabo creyendo yo misma; no digo que mienta a menudo, al menos no a nadie especial ni a mis amigos, pero en cuestión de la mentira paterna soy una experta. ¿Cómo me siento después de hacerlo? Nada, no siento nada. Ya no siento pena, ni miedo a las consecuencias de ese imperativo categórico que no tiene nada que ver con acciones morales (dios, cuánto daño hace filosofía).
Últimamente siento como si todo mi alrededor se alejase de mí poco a poco: la gente que conozco es como extraña, mis padres son como seres de otro planeta (qué novedad), mi hermana es como una extranjera que de vez en cuando la veo...
Implicarse en una relación significa compartir y ayudarse el uno al otro, aunque a veces incluso te sientes como si estuvieses aprovechándote de la otra persona, quitándole todo lo que tiene o deseándolo incluso. Me siento una gorrona por mi parte: que si págame el bus, que si me invita a esto, que si me regala lo otro, que si incluso ahora me quiere regalar su móvil… ¿en qué momento perdí el don de valerme por mí misma? ¿acaso me he convertido en una persona dependiente de otra? ¿en eso consiste una relación? En ese caso, es posible que aún no entienda esto de las relaciones duraderas… por una parte está mi dignidad que me hace rechazar cosas que estoy deseando decir “siiii”, y por otra está esa parte que consigue todo lo que quiere dejando tras de sí a su correspondiente dignidad. No me gusta depender de otras personas, porque eso significa que no soy autosuficiente por mí misma y necesito apoyarme en otro para que mi vida esté al 100% completa.
De todas formas, en el caso de los amigos, aquellos con los que compartes la mayoría de los fines de semana, aquellos con los que hablas de cualquier cosa e incluso de cosas que tienes miedo a contar… ¿existen? Aquellos que te escuchan cuando lo necesitas, aquellos que te piden ayuda, aquellos con los que puedes contar en cualquier momento… ¿ de verdad? En pocos casos se encuentra algo así; afortunado pues el que es poseedor de tales amistades. ¿y hermanos? ¿Acaso alguno es capaz de guardar un secreto por tí o respaldarte en algunas ocasiones en las que sea necesario? Si es así, que me lo digan, porque lo que es en mi caso no. Cierto es que hay momentos en los que es de utilidad tener una hermana cerca para contarle algún tipo de cosas, pero por otra… contarle esas cosas implica que sea poseedora de dicha información, como por ejemplo: les dices a tus padres que vas a un sitio en vez de a otro y en un momento dado decides contárselo a tu hermana, ¿qué provocas? Que cuando digas que vas a un sitio ella salte diciendo “¿enserio?” y tus padres comiencen a sospechar de ti. Sinceramente no entiendo nada la verdad…