Lo que me pasa de vez en cuando por la cabeza hay quien lo consideraría estúpido y contradictorio, mas para mi persona es algo que se repite con frecuencia. Miras a tu alrededor y ves simplemente un puñado de gente, no personas con las que puedas hablar sin sentirte rechazado de una manera u otra; ves simplemente un mundo al que no podrás pertenecer por mucho que te esfuerces.
Para mí no es tan raro el estra rodeada por una multitud y sin embargo sentir que estoy sola. Me siento estúpida al ver que todos parecen llevarse bien, que todos parecen observarme como si fuera un bicho raro, alguien a quien ignorar o temer por no ser igual que ellos.
La soledad, esa sensación de vacío, me atrevería a decir qued aunque acostumbrada a llevarla en los talones, la temo con todo mi ser. Aunque a veces necesito estar sola, me aterra el no tener a alguien con quien hablar sin timidez, me angustia el sentirme desplazada.
Quiza por eso me cuesta tanto abrirme: por miedo a que me hagan daño. Quiza por eso me gusta llamar amigo a todo aquel que me escucha sin burlarse de mí a mis espaldas.
Para mí no es tan raro el estra rodeada por una multitud y sin embargo sentir que estoy sola. Me siento estúpida al ver que todos parecen llevarse bien, que todos parecen observarme como si fuera un bicho raro, alguien a quien ignorar o temer por no ser igual que ellos.
La soledad, esa sensación de vacío, me atrevería a decir qued aunque acostumbrada a llevarla en los talones, la temo con todo mi ser. Aunque a veces necesito estar sola, me aterra el no tener a alguien con quien hablar sin timidez, me angustia el sentirme desplazada.
Quiza por eso me cuesta tanto abrirme: por miedo a que me hagan daño. Quiza por eso me gusta llamar amigo a todo aquel que me escucha sin burlarse de mí a mis espaldas.