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Todo había terminado. Ni frío ni calor. Ni blanco ni negro. Tan sólo había dos cosas de las que era plenamente consciente: la oscuridad y la soledad. Mi cabeza estaba desorientada. Había ocurrido tan rápido...
Unas imágenes acudieron entonces a mi mente abstracta: un coche que iba demasiado deprisa, un amigo que había bebido en exceso, la hiriente luz de un semáforo en rojo...y unos gritos mezclados con el estallido de los cristales al romperse y con el crujir del metal al perforarse.
Pero no sentía dolor. Ni siquiera tristeza por todo lo que había dejado atrás y la vida por vivir que en un par de segundos me había sido arrebatada. No sentía nada, tan sólo que no podía sentir nada.
Intenté moverme, pero mi miembros no me respondían: en aquellos momentos estaban en fusión con la negrura que me rodeaba. De alguna manera yo era parte del todo, a la par que el todo era parte de mí. O de lo que en aquellos momentos quedaba de mí: un ente sin cuerpo, que queriendo pensar en todo no podía pensar en nada, pues en aquellos momentos, la nada era el todo.
Y de repente...ingravidez, luz, un nuevo destino fuera de lo normal y terrenal. Fue entonces cuando pude sentir algo por última vez...la seguridad de que todo iba a ir bien.
Unas imágenes acudieron entonces a mi mente abstracta: un coche que iba demasiado deprisa, un amigo que había bebido en exceso, la hiriente luz de un semáforo en rojo...y unos gritos mezclados con el estallido de los cristales al romperse y con el crujir del metal al perforarse.
Pero no sentía dolor. Ni siquiera tristeza por todo lo que había dejado atrás y la vida por vivir que en un par de segundos me había sido arrebatada. No sentía nada, tan sólo que no podía sentir nada.
Intenté moverme, pero mi miembros no me respondían: en aquellos momentos estaban en fusión con la negrura que me rodeaba. De alguna manera yo era parte del todo, a la par que el todo era parte de mí. O de lo que en aquellos momentos quedaba de mí: un ente sin cuerpo, que queriendo pensar en todo no podía pensar en nada, pues en aquellos momentos, la nada era el todo.
Y de repente...ingravidez, luz, un nuevo destino fuera de lo normal y terrenal. Fue entonces cuando pude sentir algo por última vez...la seguridad de que todo iba a ir bien.