Delicada sensualidad que escurre por entre tus curvas, deseosas de ser apresadas por un calido matiz de caricias. Poderoso salvajismo, sudor y perfume, gemido y pasion, reunidas las formas humanas en un complejo y simetrico nudo de verguenza. Alegre albedrio en un colchon de cesped y vitalidad, perfumado del rocio de la mañana que refresca un temeroso fuego lascivo. Sucumbir a la carne es el pecado mas lujurioso pero gozoso que existe.
He dicho.
He dicho.