como siempre, un pequeño retazo de algo que quiere ser más grande.
Un himno a... a...
leedlo.
=)
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A veces me evado pensando en ella. En sus aires. Me la imagino como un león enjaulado, cuando está en su cuarto; como un águila imperial, cuando es libre; como una pantera hambrienta cuando está conmigo. Me la imagino imaginando que la imagino y, entonces, se fisionan mis tesis; se fusionan mis creencias y una pequeña revolución pega cañonazos en mi pecho mientras canta:
Y poco a poco, los retazos que quedan sanos de mi alma se ponen en pie, cogen sus alabardas y sus arcabuces y ponen en la guillotina a mi sonrisa torcida, idiota, pensando en que, quizás, algún día, su Revolución llegue a puerto.
Pensando en que, quizás, algún día, Ella y yo haremos la guerra bajo las sábanas.
“¡Viva, viva la Revolución!” gritan mis pequeños guerrilleros. “¡Viva Ella!” grito yo en el paredón, sin entender que todos hablamos de lo mismo…
Porque madmoiselle Helena no tiene una boina roja, ni una bandera tricolor. Ni siquiera apela por la libertad, la igualdad o la fraternidad… prefiere (y bien que hace) un cubata bien hecho que poner su cara en una moneda… y con esto no quiero decir que no sea icónica; todo lo contrario. Es el icono más grande que jamás he conocido. El más grande que jamás ha existido. Porque es el icono del género humano.
Un himno a... a...
leedlo.
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A veces me evado pensando en ella. En sus aires. Me la imagino como un león enjaulado, cuando está en su cuarto; como un águila imperial, cuando es libre; como una pantera hambrienta cuando está conmigo. Me la imagino imaginando que la imagino y, entonces, se fisionan mis tesis; se fusionan mis creencias y una pequeña revolución pega cañonazos en mi pecho mientras canta:
¡Arriba, parias de la tierra!
¡En pie, famélica legión!
Los proletarios gritan: ¡Guerra!
Guerra hasta el fin de la opresión.
C'est la lutte finale:
Groupons-nous, et demain,
L'Internationale
Sera le genre humain.
¡En pie, famélica legión!
Los proletarios gritan: ¡Guerra!
Guerra hasta el fin de la opresión.
C'est la lutte finale:
Groupons-nous, et demain,
L'Internationale
Sera le genre humain.
Y poco a poco, los retazos que quedan sanos de mi alma se ponen en pie, cogen sus alabardas y sus arcabuces y ponen en la guillotina a mi sonrisa torcida, idiota, pensando en que, quizás, algún día, su Revolución llegue a puerto.
Pensando en que, quizás, algún día, Ella y yo haremos la guerra bajo las sábanas.
“¡Viva, viva la Revolución!” gritan mis pequeños guerrilleros. “¡Viva Ella!” grito yo en el paredón, sin entender que todos hablamos de lo mismo…
Porque madmoiselle Helena no tiene una boina roja, ni una bandera tricolor. Ni siquiera apela por la libertad, la igualdad o la fraternidad… prefiere (y bien que hace) un cubata bien hecho que poner su cara en una moneda… y con esto no quiero decir que no sea icónica; todo lo contrario. Es el icono más grande que jamás he conocido. El más grande que jamás ha existido. Porque es el icono del género humano.