Ruego ser algo que no pueda explicarse con meras palabras. Fundo mi puño en el charco de sangre negra que mana mi pluma. Rayando la realidad, trazando su erótico contorno con la mente en blanco, poro llena de todos los sentimientos que renacen ante la imagen de tu cuerpo desnudo. Rojo, decían, rojo era su color, pero mentían, mentían para dañarme al recordar la luna creciente en el fondo de mi corazón, esa luna muerta sorda que acaricia las notas de mi piano. ¿Ebrio?, solo gotea poco a poco la indiferencia del cuerpo. Esos labios son de algo más que un simple suspiro de amor, por eso no podré dejar de buscarlos en la boca de la botella que me besa en cada trago. No es un recuerdo más, sino un olvido de algo que era realmente importante para todo lo que abarcaba mi ser, mi alma, que se pasea en zigzag por una calle sin farolas, buscando el hogar que la retenga y le devuelva la decencia. Ha muerto, pero eso ya lo sabes.
Toledo es Arte