Un trabajo mio para clase de antropologia, espero que os guste.
EL SER HUMANO Y SU PARAFERNALIA SENSIBLE
Trabajo de investigación filosófico-antropológica para la asignatura de Antropología I
AUTOR: Miguel Ángel Gutiérrez Sanchez de la Fuente
ESTUDIO: Grado en Filosofía
CURSO: Primero de Grado en Filosofía
ÍNDICE.
1. El sentimiento
Memoria sensible
Cultura ligada a la sensibilidad human
Sentimientos humanos
Pasiones inteligentes y pasiones viva
2. El amor y su proyección humana
Gestos de amor
3 La Empatía
Empatía unversal
Empatía personal
BIBLIOGRAFÍA Y ELEMENTROS UTILIZADOS
1. EL SENTIMIENTO
El ser humano es un ser sensible. Pero debe repararse en que sensible no sólo hace referencia, obviamente, a la experiencia nerviosa que se obtiene de alguno de los cinco sentidos: gusto, tacto, oido, visto u olfato; el humano también es sensible porque puede sentir, porque puede vivir emociones que en su finalidad se convierten en sentimientos.
La experiencia del sentir emociones es intrinseca a la vida humana, es una parte de la persona con la que uno convive durante su vida, con una experiencia de dichas emociones distinta y particular en casa uno, aunque existan rasgos generales que puedan atribuirse a ciertas reacciones o respuestas comunes a los humanos en general. Pero la ultima palabra de la emoción que siente una persona la tiene esa parte que el humano a decidido, o decidió en su dia al menos, llamar “corazón”. Nuestra forma de interpretar las emociones, de interpretar lo que nos ocurre y las respuestas que nuestro cuerpo genera ante ciertas circunstancias es tan personal como nuestro código genético. Elaboramos una personalidad que acepta las emociones de una manera concreta, con un margen de imprevisibilidad.
A lo largo de la vida aprendemos cómo es nuestro temperamento, es decir, esa parte de nosotros que por naturaleza tiene tendencia a generar ciertas respuestas ante ciertas circunstancias sin ser necesariamente conscientes nosotros mismos de que esas respuestas están en nosotros. Pero también a lo largo de nuestra experiencia vital aprendemos a sentir determinadas emociones, que vamos descubriendo poco a poco a medida que crecemos o vivimos. El ser humano no es del todo un sistema de respuestas fijas respecto a unas emociones u otras, puede labrar una gran parte de su personalidad a partir de lo que vive. Esa capacidad de aprender de nuestro modo de sentir viene posibilitada por que el ser humano tiene Memoria Sensible.
MEMORIA SENSIBLE
La Memoria Sensible es una capacidad humana de aprender de una experiencia sentimental, de poder estudiarla y analizarla, y otorga a la persona la posibilidad de modificar ciertos aspectos de su vida o su personalidad siempre que le sea posible o de agrado.
Gracias a la Memoria Sensible, las experiencias sentimentales adquieren un sentido en el transcurso y no sólo en el momento en que ocurren. Descubrir que algo nos causa un daño o malestar anímico, o que nos produce un
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sentimiento de felicidad o de agrado, es una ventaja respecto al conocerse uno mismo. Por ejemplo, si no pudiesemos recordar que estar con una determinada persona nos resulta placentero y motivo de alegría, jamás podríamos labrar amistades o relaciones sentimentales, porque pederíamos el interés al cabo de cierto tiempo. En la película de “Memento” se ve muy bien reflejada está teoría. En esta película, el protagonista carece de la capacidad de generar recuerdos nuevos tras un accidente con unos asaltantes, y eso le imposibilita enamorarse de cierta mujer en el transcurso de una película, al igual que también le merma la posibilidad de defenderse ante esa misma persona pues más tarde le utiliza y el no puede recordar ni la situación que le produce desgrado hacia esa persona ni el desagrado en sí, pues no tiene ni siquiera intuición de él.
Esto es de aclarar, obviamente, que la Memoria Sensible va fuertemente ligada a la memoria como capacidad intelectual. Por eso tiene también cierto carácter de advertencia o prevención, del mismo modo que lo tiene de intución o seguridad. Una persona que nos hace daño anímicamente pasa a nuestra Memoria Sensible como un posible daño futuro, y nos puede hacer adoptar determinada formas de actuar con esa persona de un modo que puede llegar a ser instintivo. De hecho, el instinto por repetición actúa de una forma similar. Es tan sencillo como que si cae una fruta de cierto árbol, la probamos y está mala, cae otra fruta igual hasta tres veces más y siempre es de sabor desagradable, sabremos que no debemos coger frutos que caigan de ese tipo de árbol, y lo rechazaremos inmediatamente por su forma o color característicos. La diferencia entre ese tipo de actitud defensiva es que en la Memoria Sensible actúa por motivos humanos que trascienden del concepto de daño o satisfacción físicos, mientras que ese instinto natural está notablemente ligado a dicha condición. Podríamos decir que es un hecho específicamente humano.
CULTURA LIGADA A LA SENSIBILIDAD HUMANA
La capacidad de experimentar emociones es también algo que evoluciona con la raza humana. Los vínculos que se establecen entre los humanos, dentro de una sociedad, grupo, familia o relación se han ido intensificando gracias a que han podido ganar prioridad, es decir, a que el afecto hacia otras personas ha sido cada vez de mayor facilidad. Puede parecer un motivo insuficiente, pero el hecho es que cuando las prioridades cambian,
cambia incluso la ética de un grupo de personas. De esta forma, cuando aún
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éramos primates que daban tumbos en forma bípeda, si la prioridad era la supervivencia en la savana, no cabía tener miramientos excesivos ni si quiera por nuestros seres más queridos, como hijos o parejas. Pero es que, aún cuando ya eramos homo sappiens, arrojar a nuestros hijos al vacío si nacía flacuchos o malformados era un precio aceptable en la sociedad espartana ya que la prioridad era tener hijos sanos fisicamente para disponerlos al combate, y aún uno podía dolerse si un amigo caía en combate en una guerra en tiempos más mediavales, pero la muerte era convertida en honor como forma de paliar a las personas afligidas por dicha muerte. Desde luego, es innegable que esto es cultura de época, y que no podemos tener la vanidad de hacer juicio de esas posturas porque cometeríamos el error de la anacronimia, pero también es cierto que, por ejemplo, en una sociedad en la que la guerra es completamente innecesaria o desconocida, las personas tendrían la posibilidad y el derecho de coger afecto y cariño aún por cada hijo o persona indispuesta para el combate.
Así, a lo largo del tiempo, la sensibilidad frente a ciertas cosas evoluciona y genera retroactivamente cultura. La sociedad se puede incluso perturbar respecto a la cultura sentimental, como en el caso del elevado número de suicidios en la época del Romanticismo, y también puede dispararse al lado opuesto de una balanza respecto a la posición que mantenía ante ciertos dilemas éticos o morales, como por ejemplo, el hecho de rabiosa actualidad del aborto que hace un tiempo en España era inpensable y en los últimos años ha ganado incluso posturas reivindicativas; o el caso de la virginidad, que hace otro puñado de años era también un tema más respetado e incluso de carácter tabú y ahora ha pasado a ser un elemento sin relevancia en las relaciones sexuales. D e cualquier forma, la sociedad se acaba ordenando poco a poco hasta que llega a un periodo de estabilidad, que no implica desorden, sino el asentamiento con un plazo de tiempo considerable de ciertas modificaciones en la cultura y pensamiento general. Por eso no se puede devaluar la forma de pensar de las distintas culturas tanto geográfica como temporalmente, porque se adaptan a la sensibilidad que las personas de dicha sociedad adquieren por diferentes motivos.
SENTIMIENTOS HUMANOS
Una de las capacidades más propias del ser humano es la de crear realidades diferentes a partir de cosas dadas, pero generando no dadas. En el entorno de los sentimientos, la parafernalia que ha generado el humano es de una considerable magnitud, y sobre ella circulan multitud de símbolos, culturas, etc.
Podemos hablar de sentimientos humanos cuando de toda la parafernalia nombrada extraemos lo puramente humano, lo que es (y no puede ser de
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otra forma) sólo característico de las personas. Por poner un ejemplo, en el caso del amor, existe un emparejamiento con diversas funciones: compaginación respecto a la cría de los hijos, cópula, caza, etc...y eso ocurre en los animales, por supuesto. Pero del hombre son los paseos de la mano bajo la luna en una playa, las citas para cenar en un italiano, las poesías de uno a otro, etc. Todo eso son modos de expresión de sentimientos puramente humanos que modifican el significado de, en este caso, amor, respecto a su significado en la naturaleza.
Si tuviesemos que hacer una lista de emociones y sentimientos que existen, probablemente tendríamos la sensación continua de que alguno se nos queda en el tintero, pues hemos creado muchas palabras que desginan muchas respuestas o modos de percibir algunas circunstancias, véase: rabia, dolor, alegria, tristeza, pesimismo, valentía, amor, odio, afecto, ternura...y un largo etcetera. Nuestra capacidad para ponerles nombre, para poder entenderlos y abrirlos a otras personas, de crear para cada uno de ellos un concepto e incluso una serie de elementos artisticos o materiales los convierte en sentimientos humanos, siéndonos imposible separarnos de ellos. Podriamos decir que en cierto sentido vivimos en una realidad sentimental.
Pero, además, el ser humano tiene otra característica ligada a la emoción el sentir que lo hace más humano si cabe: las pasiones. Las pasiones son el motor de acción más potente de una persona siempre y cuando sean firmes, siempre y cuando sean reales y de fuerza considerable. Pero, ¿cómo vive el humano las pasiones?
PASIONES INTELIGENTES Y PASIONES VIVAS
Cuando hablamos de pasiones, hablamos de esa clase de impulsos que pueden llevar a uno tanto a la locura, como a la felicidad. Puede uno sentir pasión por algo, puede tener pasión por algo, y puede ser una persona pasional. Cada una de esas tres cosas significa una cosa distinta. Cuando uno siente pasión por algo, quiere decir que hay algo que le provoca una candente llamada de atención, un impulso de persecución por dicha cosa o por su fin hirviente y de fuerza considerable.
Cuando uno tiene pasión por algo, lo que tiene es una sana (o no) digamos
exclavitud hacia esa cosa, ya sea un hábito, una persona, un deporte o una experiencia, etc. Normalmente uno llega incluso a modificar ciertos aspectos de su vida entorno a las cosas por las que siente o tiene pasión, aunque llevadas de forma mesurada es lo más elemental del ser humano para tener una vida activa y alegre, y son motor de nuestro ímpetu, son el espíritu de nuestro quehacer.
Pero existe también esa etapa de nuestra vida en la que nos volvemos
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pasionales, que suele coincidir con la adolescencia, esa época en la que coloquialmente se dice somos hervidero de hormonas. Pero no necesariamente tiene que coincidir con ésos años. Existen personas de por sí pasionales, o personas que reprimieron esa actividad y la explotan más adelante.
Lo cierto es que uno puede vivir esa pasionalidad de dos formas, o al menos conocer que existen dos tipos de pasiones: las pasiones inteligentes y las pasiones vivas.
Cuando hablamos de pasiones inteligentes hablamos de esas pasiones cuidadosamente seleccionadas para introducir en nuestra vida, conociendo que pueden acaparar esfuerzo, tiempo y sacrificio por nuestra parte. Es un modo de intentar racionalizar lo incontrolable. Es el punto agrio pero útil de la vida, esa forma de resistirnos a lo que nos llama casi de inmediato para conservar las pasionalidad respecto a lo que uno verdaderamente elige.
El otro extremo de esa llamada ardiente hacia ciertas cosas es la de las pasiones vivas. Son esas pasiones en las que uno se deja llevar como fluyendo por el torrente de emoción e impulsividad que llama al instinto de exploración y aventura de cada uno. Vivir de forma contínua apasionadamente activa es un frenesí, es un abandono incluso de la propia persona para tirarse hacia lo que el “corazón” dicta, sin saber con qué criterios este corazón a decidido esponder a esa llamada. La mayoría de las obras románticas dramáticas nombran la pasión del amor como una pasión activa, elaboran un descontrol concéntrico al amor y lo pincelan de locura incluso. Y es quizás la mejor manera de representar una pasión activa en su máximo exponente. En todos sus peligros, pero también en su poética estética.
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2. EL AMOR Y SU PROYECCIÓN EN EL HUMANO
El amor, como ya hemos dicho, en el hombre sufre una doble definición. Es, efectivamente, un fenómeno sentimental que el cuerpo otorga en respuesta hacia estímulos que provoca otra persona, en el cual suceden secreciónes de hormonas que producen estados de ensimismamento, pérdida de apetito, euforía y felicidad. Ampliamente, supone un sentimiento de atracción y compatibilidad hacia otra persona. Químicante, segregamos por ejemplo una hormona llamado oxitocina en el orgasmo del acto sexual con la pareja. Es un neuroreptido, y provoca (ciñéndonos al ámbito de amor de pareja) una profunda sensación de placentera cercanía y conexión. Tambien, durante el periodo de enamoramiento de entre los primeros cuatro meses a dos años se segrega una cantidad relevante de serotonina y dopamina, que son neurotransmisores que causan gran parte de los síntomas de enamoramiento hacia una pareja que se han nombrado anteriormente .En caso de que no sea amor de pareja, se siento un profundo cariño y afecto por la persona a la que se ama.
Pero lejos de eso, como es propio en el humano, hemos creado una serie de elementos e ideas acerca del amor, que lo ensalzan aún mas en la pirámide primordial a vivir en nuestro transcurso vital. Indaguemos algo más en esto.
GESTOS DE AMOR
El humano posee, según cada cultura, modos de expresar cariño o amor. El modo más extendido y que se practica en mayor número de culturas es el abrazo. Pero cosas como los besos, el romanticismo en el acto sexual, las canciones de pareja, las citas teñidas de pasionalidad...son también gestos creados acerca del amor. Pudiesen parecer absurdos, pero en realidad es la prueba evidente de que el hombre necesita recrear todo lo que experimenta, y s puede expresar amor es que siente amor. El contrapuesto del odio es motivo de locura y sacrificio, pero tambien de vida plena y completa. Lejos de los efectos químicos o físicos, el amor , el sentimiento de lazo con otra persona, esa “quimica” especial que se intuye entre otro semejante es quizá el más ya no solo bello, sino el más humano de los sentimientos. Es lo que demuestra que necesitamos de otros, necesitamos de alguien que inyecte éxtasis y emoción en nuestra vida, aunque sólo sea una persona más.
Podemos, gracias a los gestos de amor, palpar los sentimientos del otro, podemos compartir vivencias sensibles, y sabiendo que cada persona tiene un modo persona de vivir dichas experiencias sensibles, resulta asombroso que podamos transmitirlo de una forma tan sencilla como rodear con los brazos de forma cálida a otra persona.
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Proyectamos el amor en la palabra novia, en el concepto de fidelidad lejos del instinto de dominación, lo proyectamos como una lucha firme y un fin considerablemente apropiado para cualquier persona.
Podriamos decir que el odio pudiese ser el motivo de vivir de una persona, pero seguro que el amor seria el motor de vivir de todas las personas.
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3.LA EMPATÍA
La campacidad empática de las personas es la capacidad por la cuál podemos interpretar y sentir conexión con los sentimientos de la otra persona.
Físicamente, esta capacidad se sitúa en el cerebro, y gracias a unas células espejo, reconocemos la emoción del otro, pues éstas se activan solo cuando se está bajo las tiuación requerida.
La capacidad de empatía es un elemento indispensable para relacionarse con otras persionas. Tener mermada esta capacidad supone graves perjuicios al que padece esa limitación, pues no puede conseguir al menos completamento experimentar esa sentimiento de cercanía, de conexión, de comprensión. No ser capaz de comprender un dolor ajeno, o de sentir una emoción feliz ajena a menudo se rechaza, pues los sentimientos también son algo que se comparte con intención de liberarlos y generar ambiente de dicho sentimiento, cosa difícil con alguien con la empatía acotada.
Tan perjudicial es no saber expresar los sentimientos ( como en el caso de un alexitimico) como ser incapaz de sentirlos (psicopatia), y en ambos casos la conexión de empatía quiebra estrepitosamente.
Pero la empatía puede trabajarse durante de la vida de uno, y además de dos maneras: empatía a nivel universal y empatía personal.
EMPATÍA UNIVERSAL
La empatía universales son las nociónes básicas de entender sentimientos. Son las primeras pautas, las más generales y extendidas. Se basan en las expresiones comunes de dicho sentimiento, y son de nivel instintivo el reproducirlas. Por ejemplo, el hecho de llorar cuando uno está triste es algo que todos reconocemos, y si estamos tristes lloramos y si vemos un llanto amargo reconocemos tristeza.
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Esta es nuestra primera herramienta para elaborar lazos tanto familiares, como de amistad, como en una sociedad, etc.
La capacidad de reconocerse en el otro identifica a uno como miembro deseable dentro de un grupo social o dentro de lo que pretenda llegar a ser una relación.
Además gracias a esta herramienta podemos crear una de las más básicas formas de expresión: El arte.
Determinadas obras son capaces de inducirnos un sentimiento elegido cuidadosamente. Es probable que si uno mira el cuadro de “ El grito” de Edvard Munch sienta agonía o terror, mientras que mira el cuadro de Joel Peter Witkin “Mother and child” sienta un escalofrío y una punzada de perturbadora compasión, e incluso asco. Si somos capaces de entender esas emociones en expresiones tan simples como la pintura o la fotografía es que tenemos cosas en común con el pensamiento de los artitas con esos sentimientos, que han tenido la mano diestra de plasmar.
Por último, liberarse de cierta carga de algunos sentimientos es fundamental para el bienestar personal, pues la represión o inexpresividad indeseada en una persona puede suponer desde malestar anímico contínuo hasta ciertos trastornos psicológicos (introversión, depresión, superioridad, etc.), por eso es necesario entrenarse en la empatía, porque en cierto sentido nos da bienestar y consigo trae una letra del título de ciudadano.
EMPATÍA PERSONAL
Una vez elaborada unas fuertes capacidades de empatía universal, podemos indagar en las empatías personales. La empatía personal es la que se mantiene con una cierta persona que ha sido conocida respecto a ciertas situaciones y circonstancias y podemos conocer su terreno sentimental. Las personas podemos abrirnos a otras como si fuesemos un océano de sentimientos que se estimular o despierta respecto a ciertos estímulos o circunstancias, y otras personas pueden navegar por ese océano si existe una conexión o relación más personal de lo cotidiano.
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Normalmente, con esas personas a quienes llamamos “amigos” acabamos labrando una teoría sentimental mutua, con el fin de saber entender y tratar a la otra persona, es decir, lo que designamos “ponernos en el lugar del otro”.
Las empatías personales se trabajan, estudian y a veces ni si quiera se completan. Pero en estos últimos casos suelen desembocarse en una relación fallida.
Además, el hecho de no saber encontrar nadie con quien labrar este tipo de empatía puede convertirnos en incomprendidos, lo que puede evocar una desesperación considerable.
Este tipo de empatía es el engranaje en relaciones conyugales, familiares fraternales, amistosas, etc.
Podríamos decir que generamos una especie de lenguaje específico con la otra persona, un lenguaje basado en producir determinadas emociones, en saber como expresar concretas emociones y desde luego el saber como interpretar ciertos gestos que significan cierta emoción. Y además ayuda a descubrirse a si mismo a la otra persona, puesto que ciertos aspectos del temperamento o personalidad de una persona no son del todo perceptibles para el propio individuo, y a prende a percibirlos la otra persona gracias al tiempo y la profundización en el indivduo.
En conclusión, la empatía personal es nuestra otra opción, en este simbólico mundo de realidad generada por el hombre, de comunicarnos con el otro. Es el más laborioso lenguaje del “corazón”.
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BIBLIOGRAFIA Y ELEMENTOS UTILIZADOS
-Manual de Bioquímica del primer curso de Medicina de la Facultad de Medicina de Albacete.
-Película “Memento” con objeto de estudiar una parte concreta de la teoría de la “Memoria Sensible”
-Martin Loeches: “La mente del Homo Sappiens”
-William Shakespeare: “Romeo y Julieta” y “Hamlet” con objeto de estudio del amor en su más radical forma apasionada interpretada poéticamente.
-Película “El club de los Poetas Muertos”: con objeto de estudio de las pasiones infundadas activas y la postura romántica del Carpe Diem como pasión a extraer el meollo a la vida.
-Película “Soy Leyenda”: como objeto de ejemplificación de la necesidad humana de ser escuchado y de sociedad, de comprensión y de unión hacia cualquier elemento del que pueda adquirir emociones humanas.
El autor desea expresar que la mayor parte del trabajo es de carácter personal y de elaboración individual, si bien es cierto que ha sido inspirada en las obras nombradas y en algunos otros textos de autores como Schopenhauer, Espinoza y Jose Antonio Marina y textos de cultura general que circulan en la red.
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EL SER HUMANO Y SU PARAFERNALIA SENSIBLE
Trabajo de investigación filosófico-antropológica para la asignatura de Antropología I
AUTOR: Miguel Ángel Gutiérrez Sanchez de la Fuente
ESTUDIO: Grado en Filosofía
CURSO: Primero de Grado en Filosofía
ÍNDICE.
1. El sentimiento
Memoria sensible
Cultura ligada a la sensibilidad human
Sentimientos humanos
Pasiones inteligentes y pasiones viva
2. El amor y su proyección humana
Gestos de amor
3 La Empatía
Empatía unversal
Empatía personal
BIBLIOGRAFÍA Y ELEMENTROS UTILIZADOS
1. EL SENTIMIENTO
El ser humano es un ser sensible. Pero debe repararse en que sensible no sólo hace referencia, obviamente, a la experiencia nerviosa que se obtiene de alguno de los cinco sentidos: gusto, tacto, oido, visto u olfato; el humano también es sensible porque puede sentir, porque puede vivir emociones que en su finalidad se convierten en sentimientos.
La experiencia del sentir emociones es intrinseca a la vida humana, es una parte de la persona con la que uno convive durante su vida, con una experiencia de dichas emociones distinta y particular en casa uno, aunque existan rasgos generales que puedan atribuirse a ciertas reacciones o respuestas comunes a los humanos en general. Pero la ultima palabra de la emoción que siente una persona la tiene esa parte que el humano a decidido, o decidió en su dia al menos, llamar “corazón”. Nuestra forma de interpretar las emociones, de interpretar lo que nos ocurre y las respuestas que nuestro cuerpo genera ante ciertas circunstancias es tan personal como nuestro código genético. Elaboramos una personalidad que acepta las emociones de una manera concreta, con un margen de imprevisibilidad.
A lo largo de la vida aprendemos cómo es nuestro temperamento, es decir, esa parte de nosotros que por naturaleza tiene tendencia a generar ciertas respuestas ante ciertas circunstancias sin ser necesariamente conscientes nosotros mismos de que esas respuestas están en nosotros. Pero también a lo largo de nuestra experiencia vital aprendemos a sentir determinadas emociones, que vamos descubriendo poco a poco a medida que crecemos o vivimos. El ser humano no es del todo un sistema de respuestas fijas respecto a unas emociones u otras, puede labrar una gran parte de su personalidad a partir de lo que vive. Esa capacidad de aprender de nuestro modo de sentir viene posibilitada por que el ser humano tiene Memoria Sensible.
MEMORIA SENSIBLE
La Memoria Sensible es una capacidad humana de aprender de una experiencia sentimental, de poder estudiarla y analizarla, y otorga a la persona la posibilidad de modificar ciertos aspectos de su vida o su personalidad siempre que le sea posible o de agrado.
Gracias a la Memoria Sensible, las experiencias sentimentales adquieren un sentido en el transcurso y no sólo en el momento en que ocurren. Descubrir que algo nos causa un daño o malestar anímico, o que nos produce un
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sentimiento de felicidad o de agrado, es una ventaja respecto al conocerse uno mismo. Por ejemplo, si no pudiesemos recordar que estar con una determinada persona nos resulta placentero y motivo de alegría, jamás podríamos labrar amistades o relaciones sentimentales, porque pederíamos el interés al cabo de cierto tiempo. En la película de “Memento” se ve muy bien reflejada está teoría. En esta película, el protagonista carece de la capacidad de generar recuerdos nuevos tras un accidente con unos asaltantes, y eso le imposibilita enamorarse de cierta mujer en el transcurso de una película, al igual que también le merma la posibilidad de defenderse ante esa misma persona pues más tarde le utiliza y el no puede recordar ni la situación que le produce desgrado hacia esa persona ni el desagrado en sí, pues no tiene ni siquiera intuición de él.
Esto es de aclarar, obviamente, que la Memoria Sensible va fuertemente ligada a la memoria como capacidad intelectual. Por eso tiene también cierto carácter de advertencia o prevención, del mismo modo que lo tiene de intución o seguridad. Una persona que nos hace daño anímicamente pasa a nuestra Memoria Sensible como un posible daño futuro, y nos puede hacer adoptar determinada formas de actuar con esa persona de un modo que puede llegar a ser instintivo. De hecho, el instinto por repetición actúa de una forma similar. Es tan sencillo como que si cae una fruta de cierto árbol, la probamos y está mala, cae otra fruta igual hasta tres veces más y siempre es de sabor desagradable, sabremos que no debemos coger frutos que caigan de ese tipo de árbol, y lo rechazaremos inmediatamente por su forma o color característicos. La diferencia entre ese tipo de actitud defensiva es que en la Memoria Sensible actúa por motivos humanos que trascienden del concepto de daño o satisfacción físicos, mientras que ese instinto natural está notablemente ligado a dicha condición. Podríamos decir que es un hecho específicamente humano.
CULTURA LIGADA A LA SENSIBILIDAD HUMANA
La capacidad de experimentar emociones es también algo que evoluciona con la raza humana. Los vínculos que se establecen entre los humanos, dentro de una sociedad, grupo, familia o relación se han ido intensificando gracias a que han podido ganar prioridad, es decir, a que el afecto hacia otras personas ha sido cada vez de mayor facilidad. Puede parecer un motivo insuficiente, pero el hecho es que cuando las prioridades cambian,
cambia incluso la ética de un grupo de personas. De esta forma, cuando aún
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éramos primates que daban tumbos en forma bípeda, si la prioridad era la supervivencia en la savana, no cabía tener miramientos excesivos ni si quiera por nuestros seres más queridos, como hijos o parejas. Pero es que, aún cuando ya eramos homo sappiens, arrojar a nuestros hijos al vacío si nacía flacuchos o malformados era un precio aceptable en la sociedad espartana ya que la prioridad era tener hijos sanos fisicamente para disponerlos al combate, y aún uno podía dolerse si un amigo caía en combate en una guerra en tiempos más mediavales, pero la muerte era convertida en honor como forma de paliar a las personas afligidas por dicha muerte. Desde luego, es innegable que esto es cultura de época, y que no podemos tener la vanidad de hacer juicio de esas posturas porque cometeríamos el error de la anacronimia, pero también es cierto que, por ejemplo, en una sociedad en la que la guerra es completamente innecesaria o desconocida, las personas tendrían la posibilidad y el derecho de coger afecto y cariño aún por cada hijo o persona indispuesta para el combate.
Así, a lo largo del tiempo, la sensibilidad frente a ciertas cosas evoluciona y genera retroactivamente cultura. La sociedad se puede incluso perturbar respecto a la cultura sentimental, como en el caso del elevado número de suicidios en la época del Romanticismo, y también puede dispararse al lado opuesto de una balanza respecto a la posición que mantenía ante ciertos dilemas éticos o morales, como por ejemplo, el hecho de rabiosa actualidad del aborto que hace un tiempo en España era inpensable y en los últimos años ha ganado incluso posturas reivindicativas; o el caso de la virginidad, que hace otro puñado de años era también un tema más respetado e incluso de carácter tabú y ahora ha pasado a ser un elemento sin relevancia en las relaciones sexuales. D e cualquier forma, la sociedad se acaba ordenando poco a poco hasta que llega a un periodo de estabilidad, que no implica desorden, sino el asentamiento con un plazo de tiempo considerable de ciertas modificaciones en la cultura y pensamiento general. Por eso no se puede devaluar la forma de pensar de las distintas culturas tanto geográfica como temporalmente, porque se adaptan a la sensibilidad que las personas de dicha sociedad adquieren por diferentes motivos.
SENTIMIENTOS HUMANOS
Una de las capacidades más propias del ser humano es la de crear realidades diferentes a partir de cosas dadas, pero generando no dadas. En el entorno de los sentimientos, la parafernalia que ha generado el humano es de una considerable magnitud, y sobre ella circulan multitud de símbolos, culturas, etc.
Podemos hablar de sentimientos humanos cuando de toda la parafernalia nombrada extraemos lo puramente humano, lo que es (y no puede ser de
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otra forma) sólo característico de las personas. Por poner un ejemplo, en el caso del amor, existe un emparejamiento con diversas funciones: compaginación respecto a la cría de los hijos, cópula, caza, etc...y eso ocurre en los animales, por supuesto. Pero del hombre son los paseos de la mano bajo la luna en una playa, las citas para cenar en un italiano, las poesías de uno a otro, etc. Todo eso son modos de expresión de sentimientos puramente humanos que modifican el significado de, en este caso, amor, respecto a su significado en la naturaleza.
Si tuviesemos que hacer una lista de emociones y sentimientos que existen, probablemente tendríamos la sensación continua de que alguno se nos queda en el tintero, pues hemos creado muchas palabras que desginan muchas respuestas o modos de percibir algunas circunstancias, véase: rabia, dolor, alegria, tristeza, pesimismo, valentía, amor, odio, afecto, ternura...y un largo etcetera. Nuestra capacidad para ponerles nombre, para poder entenderlos y abrirlos a otras personas, de crear para cada uno de ellos un concepto e incluso una serie de elementos artisticos o materiales los convierte en sentimientos humanos, siéndonos imposible separarnos de ellos. Podriamos decir que en cierto sentido vivimos en una realidad sentimental.
Pero, además, el ser humano tiene otra característica ligada a la emoción el sentir que lo hace más humano si cabe: las pasiones. Las pasiones son el motor de acción más potente de una persona siempre y cuando sean firmes, siempre y cuando sean reales y de fuerza considerable. Pero, ¿cómo vive el humano las pasiones?
PASIONES INTELIGENTES Y PASIONES VIVAS
Cuando hablamos de pasiones, hablamos de esa clase de impulsos que pueden llevar a uno tanto a la locura, como a la felicidad. Puede uno sentir pasión por algo, puede tener pasión por algo, y puede ser una persona pasional. Cada una de esas tres cosas significa una cosa distinta. Cuando uno siente pasión por algo, quiere decir que hay algo que le provoca una candente llamada de atención, un impulso de persecución por dicha cosa o por su fin hirviente y de fuerza considerable.
Cuando uno tiene pasión por algo, lo que tiene es una sana (o no) digamos
exclavitud hacia esa cosa, ya sea un hábito, una persona, un deporte o una experiencia, etc. Normalmente uno llega incluso a modificar ciertos aspectos de su vida entorno a las cosas por las que siente o tiene pasión, aunque llevadas de forma mesurada es lo más elemental del ser humano para tener una vida activa y alegre, y son motor de nuestro ímpetu, son el espíritu de nuestro quehacer.
Pero existe también esa etapa de nuestra vida en la que nos volvemos
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pasionales, que suele coincidir con la adolescencia, esa época en la que coloquialmente se dice somos hervidero de hormonas. Pero no necesariamente tiene que coincidir con ésos años. Existen personas de por sí pasionales, o personas que reprimieron esa actividad y la explotan más adelante.
Lo cierto es que uno puede vivir esa pasionalidad de dos formas, o al menos conocer que existen dos tipos de pasiones: las pasiones inteligentes y las pasiones vivas.
Cuando hablamos de pasiones inteligentes hablamos de esas pasiones cuidadosamente seleccionadas para introducir en nuestra vida, conociendo que pueden acaparar esfuerzo, tiempo y sacrificio por nuestra parte. Es un modo de intentar racionalizar lo incontrolable. Es el punto agrio pero útil de la vida, esa forma de resistirnos a lo que nos llama casi de inmediato para conservar las pasionalidad respecto a lo que uno verdaderamente elige.
El otro extremo de esa llamada ardiente hacia ciertas cosas es la de las pasiones vivas. Son esas pasiones en las que uno se deja llevar como fluyendo por el torrente de emoción e impulsividad que llama al instinto de exploración y aventura de cada uno. Vivir de forma contínua apasionadamente activa es un frenesí, es un abandono incluso de la propia persona para tirarse hacia lo que el “corazón” dicta, sin saber con qué criterios este corazón a decidido esponder a esa llamada. La mayoría de las obras románticas dramáticas nombran la pasión del amor como una pasión activa, elaboran un descontrol concéntrico al amor y lo pincelan de locura incluso. Y es quizás la mejor manera de representar una pasión activa en su máximo exponente. En todos sus peligros, pero también en su poética estética.
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2. EL AMOR Y SU PROYECCIÓN EN EL HUMANO
El amor, como ya hemos dicho, en el hombre sufre una doble definición. Es, efectivamente, un fenómeno sentimental que el cuerpo otorga en respuesta hacia estímulos que provoca otra persona, en el cual suceden secreciónes de hormonas que producen estados de ensimismamento, pérdida de apetito, euforía y felicidad. Ampliamente, supone un sentimiento de atracción y compatibilidad hacia otra persona. Químicante, segregamos por ejemplo una hormona llamado oxitocina en el orgasmo del acto sexual con la pareja. Es un neuroreptido, y provoca (ciñéndonos al ámbito de amor de pareja) una profunda sensación de placentera cercanía y conexión. Tambien, durante el periodo de enamoramiento de entre los primeros cuatro meses a dos años se segrega una cantidad relevante de serotonina y dopamina, que son neurotransmisores que causan gran parte de los síntomas de enamoramiento hacia una pareja que se han nombrado anteriormente .En caso de que no sea amor de pareja, se siento un profundo cariño y afecto por la persona a la que se ama.
Pero lejos de eso, como es propio en el humano, hemos creado una serie de elementos e ideas acerca del amor, que lo ensalzan aún mas en la pirámide primordial a vivir en nuestro transcurso vital. Indaguemos algo más en esto.
GESTOS DE AMOR
El humano posee, según cada cultura, modos de expresar cariño o amor. El modo más extendido y que se practica en mayor número de culturas es el abrazo. Pero cosas como los besos, el romanticismo en el acto sexual, las canciones de pareja, las citas teñidas de pasionalidad...son también gestos creados acerca del amor. Pudiesen parecer absurdos, pero en realidad es la prueba evidente de que el hombre necesita recrear todo lo que experimenta, y s puede expresar amor es que siente amor. El contrapuesto del odio es motivo de locura y sacrificio, pero tambien de vida plena y completa. Lejos de los efectos químicos o físicos, el amor , el sentimiento de lazo con otra persona, esa “quimica” especial que se intuye entre otro semejante es quizá el más ya no solo bello, sino el más humano de los sentimientos. Es lo que demuestra que necesitamos de otros, necesitamos de alguien que inyecte éxtasis y emoción en nuestra vida, aunque sólo sea una persona más.
Podemos, gracias a los gestos de amor, palpar los sentimientos del otro, podemos compartir vivencias sensibles, y sabiendo que cada persona tiene un modo persona de vivir dichas experiencias sensibles, resulta asombroso que podamos transmitirlo de una forma tan sencilla como rodear con los brazos de forma cálida a otra persona.
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Proyectamos el amor en la palabra novia, en el concepto de fidelidad lejos del instinto de dominación, lo proyectamos como una lucha firme y un fin considerablemente apropiado para cualquier persona.
Podriamos decir que el odio pudiese ser el motivo de vivir de una persona, pero seguro que el amor seria el motor de vivir de todas las personas.
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3.LA EMPATÍA
La campacidad empática de las personas es la capacidad por la cuál podemos interpretar y sentir conexión con los sentimientos de la otra persona.
Físicamente, esta capacidad se sitúa en el cerebro, y gracias a unas células espejo, reconocemos la emoción del otro, pues éstas se activan solo cuando se está bajo las tiuación requerida.
La capacidad de empatía es un elemento indispensable para relacionarse con otras persionas. Tener mermada esta capacidad supone graves perjuicios al que padece esa limitación, pues no puede conseguir al menos completamento experimentar esa sentimiento de cercanía, de conexión, de comprensión. No ser capaz de comprender un dolor ajeno, o de sentir una emoción feliz ajena a menudo se rechaza, pues los sentimientos también son algo que se comparte con intención de liberarlos y generar ambiente de dicho sentimiento, cosa difícil con alguien con la empatía acotada.
Tan perjudicial es no saber expresar los sentimientos ( como en el caso de un alexitimico) como ser incapaz de sentirlos (psicopatia), y en ambos casos la conexión de empatía quiebra estrepitosamente.
Pero la empatía puede trabajarse durante de la vida de uno, y además de dos maneras: empatía a nivel universal y empatía personal.
EMPATÍA UNIVERSAL
La empatía universales son las nociónes básicas de entender sentimientos. Son las primeras pautas, las más generales y extendidas. Se basan en las expresiones comunes de dicho sentimiento, y son de nivel instintivo el reproducirlas. Por ejemplo, el hecho de llorar cuando uno está triste es algo que todos reconocemos, y si estamos tristes lloramos y si vemos un llanto amargo reconocemos tristeza.
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Esta es nuestra primera herramienta para elaborar lazos tanto familiares, como de amistad, como en una sociedad, etc.
La capacidad de reconocerse en el otro identifica a uno como miembro deseable dentro de un grupo social o dentro de lo que pretenda llegar a ser una relación.
Además gracias a esta herramienta podemos crear una de las más básicas formas de expresión: El arte.
Determinadas obras son capaces de inducirnos un sentimiento elegido cuidadosamente. Es probable que si uno mira el cuadro de “ El grito” de Edvard Munch sienta agonía o terror, mientras que mira el cuadro de Joel Peter Witkin “Mother and child” sienta un escalofrío y una punzada de perturbadora compasión, e incluso asco. Si somos capaces de entender esas emociones en expresiones tan simples como la pintura o la fotografía es que tenemos cosas en común con el pensamiento de los artitas con esos sentimientos, que han tenido la mano diestra de plasmar.
Por último, liberarse de cierta carga de algunos sentimientos es fundamental para el bienestar personal, pues la represión o inexpresividad indeseada en una persona puede suponer desde malestar anímico contínuo hasta ciertos trastornos psicológicos (introversión, depresión, superioridad, etc.), por eso es necesario entrenarse en la empatía, porque en cierto sentido nos da bienestar y consigo trae una letra del título de ciudadano.
EMPATÍA PERSONAL
Una vez elaborada unas fuertes capacidades de empatía universal, podemos indagar en las empatías personales. La empatía personal es la que se mantiene con una cierta persona que ha sido conocida respecto a ciertas situaciones y circonstancias y podemos conocer su terreno sentimental. Las personas podemos abrirnos a otras como si fuesemos un océano de sentimientos que se estimular o despierta respecto a ciertos estímulos o circunstancias, y otras personas pueden navegar por ese océano si existe una conexión o relación más personal de lo cotidiano.
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Normalmente, con esas personas a quienes llamamos “amigos” acabamos labrando una teoría sentimental mutua, con el fin de saber entender y tratar a la otra persona, es decir, lo que designamos “ponernos en el lugar del otro”.
Las empatías personales se trabajan, estudian y a veces ni si quiera se completan. Pero en estos últimos casos suelen desembocarse en una relación fallida.
Además, el hecho de no saber encontrar nadie con quien labrar este tipo de empatía puede convertirnos en incomprendidos, lo que puede evocar una desesperación considerable.
Este tipo de empatía es el engranaje en relaciones conyugales, familiares fraternales, amistosas, etc.
Podríamos decir que generamos una especie de lenguaje específico con la otra persona, un lenguaje basado en producir determinadas emociones, en saber como expresar concretas emociones y desde luego el saber como interpretar ciertos gestos que significan cierta emoción. Y además ayuda a descubrirse a si mismo a la otra persona, puesto que ciertos aspectos del temperamento o personalidad de una persona no son del todo perceptibles para el propio individuo, y a prende a percibirlos la otra persona gracias al tiempo y la profundización en el indivduo.
En conclusión, la empatía personal es nuestra otra opción, en este simbólico mundo de realidad generada por el hombre, de comunicarnos con el otro. Es el más laborioso lenguaje del “corazón”.
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BIBLIOGRAFIA Y ELEMENTOS UTILIZADOS
-Manual de Bioquímica del primer curso de Medicina de la Facultad de Medicina de Albacete.
-Película “Memento” con objeto de estudiar una parte concreta de la teoría de la “Memoria Sensible”
-Martin Loeches: “La mente del Homo Sappiens”
-William Shakespeare: “Romeo y Julieta” y “Hamlet” con objeto de estudio del amor en su más radical forma apasionada interpretada poéticamente.
-Película “El club de los Poetas Muertos”: con objeto de estudio de las pasiones infundadas activas y la postura romántica del Carpe Diem como pasión a extraer el meollo a la vida.
-Película “Soy Leyenda”: como objeto de ejemplificación de la necesidad humana de ser escuchado y de sociedad, de comprensión y de unión hacia cualquier elemento del que pueda adquirir emociones humanas.
El autor desea expresar que la mayor parte del trabajo es de carácter personal y de elaboración individual, si bien es cierto que ha sido inspirada en las obras nombradas y en algunos otros textos de autores como Schopenhauer, Espinoza y Jose Antonio Marina y textos de cultura general que circulan en la red.
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